Las buenas personas cargan muchas
decepciones en su corazón y, aunque aparenten entereza y una amable sonrisa, en
ocasiones suelen vestir una doble armadura donde esconderse para llorar, para
desahogar en soledad varias de sus amarguras.
Las buenas personas no siempre han
sido gente alegre, pero disponen de esa fortaleza vital que les enseña a ser
valientes y hacer frente a las dificultades mirando al futuro y haciendo todo
lo mejor por todos aquellos que les rodean.
Ahora bien, algo que deben saber es
que es necesario disponer de espacios propios, de instantes en los que
priorizarse para recordar que deben atender su autoestima, porque quien vive
dándolo todo por los demás, en ocasiones, se queda vacío.
Las buenas personas visten una segunda
piel que los hace especiales
Las personas de corazón noble visten
una coraza con la que mostrar al mundo entereza, superación y fortaleza. No
obstante, no es más que una armadura de protección, porque en su interior se
halla un corazón demasiado sensible a los dolores del mundo.
Pueden pensar que son capaces de
solucionarlo todo, de dar la mejor respuesta a cualquier problema y que son ese
abrazo que envuelve a toda alma necesitada de apoyo.
No obstante, hay que tener en cuenta
que quien vive solo para consolar, acaba recogiendo demasiadas tristezas.
Es necesario tener en cuenta los
siguientes aspectos.
Las buenas personas son personalidades
altamente sensibles
Puede que más de uno se pregunte a
quien consideramos “buenas personas”. Todos tenemos muy claro qué es lo que
está bien, todos hacemos lo mejor por los demás y valoramos el respeto, la
convivencia y la armonía.
Entonces… ¿Quién tiene el mérito de
considerarse mejor persona que los demás?
En realidad, es solo un término para
designar ese tipo de personalidades que priorizan más las necesidades ajenas
que las propias.
Perciben de una forma más intensa el
sufrimiento y las preocupaciones de otros. Son más receptivas y emocionalmente
más sensibles.
El hecho de mostrar más cercanía por
los demás provoca también que sufran más decepciones que la cuenta, y este tipo
de dolor emocional no pueden gestionarlo de forma tan adecuada.
No se recuperan tan rápido. Una mala
palabra, un desplante, o un acto egoísta deja huella en ellos y, aunque lo
disimulen aparentando entereza, su interior queda herido.
Evitan mostrar sus heridas, hablar de
sus problemas o mostrarse vulnerables
Esta es una característica muy
habitual de las personas de corazón noble. Esa segunda piel de la que
hablábamos al inicio actúa como una especie de revestimiento bajo el que esconder
el dolor emocional.
Así como hay personas que gustan de
evidenciar sus decepciones o lo dolidas que están con el mundo, las
personalidades más nobles lo evitan y, más aún, lo esconden y disimulan muy
bien.
El problema reside en el hecho de que
acumulan demasiadas decepciones y hechos no gestionados, no afrontados. Todo
ese dolor emocional deja huella y la carga puede llegar a ser insostenible.
A pesar de ello, seguirán aparentando
normalidad, y seguirán diciendo que sí aunque ese día no puedan con su alma,
aunque deseen buscar un rincón para estar en soledad.
No es lo adecuado.
Cómo gestionar el dolor emocional que
acumulamos a escondidas
Piensa que cada decepción, cada
desplante y traición va a dejar una marca en tu interior. Ten en cuenta también
que quien se acostumbra a perdonar demasiado hace que los demás se vean en el
derecho de lastimar.
No debemos permitirlo. Las buenas
personas no llevan alas, no son ángeles destinados solo a cumplir deseos, a
sanar soledades y a aliviar problemas. Son de carne y hueso y, además, disponen
de un corazón más frágil que el de la mayoría.
Por ello es necesario que pongamos en
práctica las siguientes estrategias.
Tiempo para ti, tiempo para el
desahogo emocional
Si tú no estás bien no darás lo mejor
de ti mismo a quienes te rodean. Poco a poco puedes caer en un círculo vicioso
donde la frustración acabará por vetar tu crecimiento personal.
Regálate tiempo para cuidarte y
atenderte. Tienes derecho a decir “NO”, porque un no a tiempo y sincero enseña
a los demás que también tú tienes necesidades, y no por ello eres mala persona.
Practica el desahogo emocional para
canalizar muchas de esas sensaciones que han hecho costra en ti. Llora si lo
necesitas, escribe, pasea y habla con otras personas que puedan entenderte y
ayudarte.
También tú necesitas el apoyo de
otros. No eres un superheroe: eres una persona con un corazón sensible que
también ansía reconocimiento y cariño.
Ofrece tus energías y tus emociones a
quien lo merece de verdad
Lo queramos o no, llegará un momento
en que deberemos ser selectivos. Hay quien lo da todo por alguien y, a cambio,
solo recibe desprecios y vacíos.
Debemos evitar invertir tiempo,
esfuerzos y emociones en quien nos hace daño, porque podemos quedar muy perjudicados.
No por pensar en ti vas a ser egoísta.
Se trata solo de mantener un adecuado equilibrio donde todos ganemos, donde la
reciprocidad y el respeto nos permitan crecer con ese lenguaje que nace del
corazón y la sinceridad.
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