Por razones que son difíciles de
entender en el mundo occidental, a las mujeres en Arabia Saudita les está
prohibido conducir. A pesar de los avances hacia los derechos de las mujeres
bajo el reinado de Abdullah antes de su muerte, la corona actual, el príncipe
Mohammed bin Salman Al-Saud, dijo recientemente que la comunidad Saudi “no está
convencida de que las mujeres deban conducir”. Es difícil predecir si las cosas
van a cambiar alguna vez en ese sentido, pero, mientras tanto, las mujeres
sauditas han encontrado una ingeniosa manera de practicar el manejo: los autitos
chocadores.
Durante la noche semanal “sólo para
mujeres” en el parque de diversiones Al Shallal, en la ciudad de Jeddah, las mujeres
llegan con sus largos vestidos negros y pañuelos en la cabeza, y disfrutar de
unas horas de libertad, y sin miedo a romper la ley.
Pero de acuerdo a una nota reciente
del Wall Street Journal, el mayor atractivo de este escape semanal son los
autitos chocadores del parque. Sólo que en lugar de estar constantemente
chocando entre sí (como suelen hacer los hombres), prefieren gastar los
aproximadamente cinco minutos yendo por detrás de la rueda, evitándose las unas
a las otras, y disfrutando de un manejo suave.
“Les encanta conducir los coches”,
dijo la documentalista Aman al-Abadi, acerca de las mujeres que siempre forman
largas colas para las cortas pero dulces clases de conducir. Tratan de evitarse
lo más que pueden, y el pequeño golpeteo que se produce a menudo es por causa
de que una de las conductoras trató de tomarse una selfie, y aparta los ojos de
la “carretera”.
Arwa al-Neami comenzó a documentar el
fenómeno en 2014, cuando recibió una extraña reacción de las otras
“conductoras” femeninas. Se subió a uno de los autitos por primera vez en
muchos años, y decidió perseguir a los otros coches con la intención de toparse
con ellos. Su idea de diversión se chocó con muchos gritos de enojo. “Ellas
gritaban: ‘Por favor, no me golpee! Estoy tratando de conducir!'”, recuerda la
artista. Desde entonces, ha estado siguiendo el fenómeno como parte de un
proyecto de arte llamado Never Never Land.
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