No seas chismosa” me decía mi abuela
Catalina, pero apenas se daba la vuelta yo seguía contándole a mis primas todos
los chismes. El ser chismoso tiene mala
reputación. Asociado principalmente a las mujeres, el chisme es una actividad
tan antigua con el ser humano y lo cierto es que la mayoría de las personas no
puede evitar caer en la tentación de contar lo que ha escuchado, aunque muchos
lo nieguen. Pero tal vez hemos juzgado mal al chisme, algunos estudios señalan
que chismear puede no ser tan malo como nos han dicho.
Un estudio fue realizado por la
Universidad de California en Berkeley, y encontró principalmente dos efectos
positivos del chisme: ser chismoso funciona como herramienta para mantener el
orden social y además puede ayudarte a reducir el estrés. Pero además de estos
beneficios, se ha visto que el chisme tiene beneficios sociales, puede promover
un comportamiento más generoso e incluso, mejorar tu autoestima.
Pero no se trata de cualquier tipo de
chisme, no todo chisme es bueno, no te estoy diciendo que te pongas a inventar
cosas a diestra y siniestra sobre la gente a tu alrededor, ese es el tipo de
chisme que hace daño. El chisme malicioso existe y es probablemente la causa de
que sea tan mal visto el chismosear, pero hay un tipo de chisme “pro social”
que los autores de este estudio sugieren, ayuda a mantener el orden social.
El estudio encontró que cuando una
persona presencia un mal comportamiento en otra persona, en el caso del estudio
que alguien estaba haciendo trampa, los niveles cardiacos aumentan y hay un
gran sentimiento de gran frustración.
Pero una vez que se cuenta el chisme, se logra mitigar el malestar, una vez que
los participantes del estudio pudieron advertir a otros participantes sobre el
tramposo, se sintieron aliviados y su ritmo cardíaco disminuyó.
“Cuando se dicen una gran cantidad de
chismes es porque nos preocupan otras personas y esto tiene efectos sociales
positivos.” Así lo señalo Robb Willer, coautor del estudio, contamos chismes en
un deseo de ayudar a los demás. De
hecho, el estudio encontró que las personas con mayor tendencia al altruismo y
la equidad, tenían mayor propensión a sentirse frustradas al descubrir la
trampa y, por ende, un mayor impulso a contar el chisme de la trampa.
Otro estudio, realizado por
investigadores de la Universidad de Staffordshire, en Reino Unido, encontró
además que los chismes positivos son más benéficos que los negativos. Para el
estudio pidieron a 140 personas que hablaran de manera positiva o negativa de
una persona ficticia. Los resultados demostraron que los que hablaron en forma
positiva, tuvieron un aumento a corto plazo en la autoestima. Este estudio
también encontró que las personas con tendencia a chismear se sienten más
apoyadas socialmente.
Así que a fin de cuentas, tal vez
chismear no sea tan malo, siempre y cuando no sea un chisme malicioso, no está
de más contar lo que sabemos y lo que nos frustra, pues contar chismes puede
tener efectos positivos en quien chismosea y en nuestra sociedad.
Escrito por: Elena Pedrozo
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