Un nuevo estudio revela que, al igual
que los humanos, los cerdos pueden ser optimistas o pesimistas, y que los
pesimistas son más fuertemente afectados por su entorno actual.
Los resultados, publicados en la
revista Biology Letters, insinúan que la compleja interacción entre la
personalidad y estado de ánimo puede extenderse mucho más allá de la
experiencia humana.
“Este hallazgo demuestra que los
humanos no son únicos en combinar los sesgos de la personalidad a largo plazo,
con los sesgos del estado de ánimo a corto plazo en los estímulos de
discernimiento”, escribieron los autores del estudio.
¿Está el vaso medio vacío o medio
lleno? Los científicos ya saben que los seres humanos procesan la información
en forma diferente, dependiendo de su estado de ánimo: si se sienten negativos,
tienden a esperar un peor resultado cuando se enfrentan a situaciones ambiguas
que podrían ir en cualquier dirección; y si se sienten positivos, pueden
esperar una mejor. El estado de ánimo, junto con la línea de base de la
personalidad, influye en el sesgo cognitivo de una persona, o sea en los
patrones de pensamiento que pueden conducir a desviaciones en el buen juicio.
Los investigadores han buscado cada
vez más el sesgo cognitivo en animales para estudiar el estado de ánimo,
escriben los autores del estudio, pero los resultados de estos experimentos han
sido inconsistentes. Tal vez esto se deba a que la interacción entre
personalidad y estado de ánimo, que en conjunto generan sesgos cognitivos en
los seres humanos, en realidad no había sido estudiada en animales hasta ahora.
Para este trabajo, un equipo de
científicos de Gran Bretaña sondeó el estado de ánimo y la personalidad
dinámica en 36 cerdos domésticos, animales conocidos por su inteligencia. Los
investigadores evaluaron si tenían personalidades proactivas o reactivas
mediante el estudio de cómo se comportaban en una zona con un objeto
desconocido.
Los científicos también probaron su
sesgo cognitivo entrenando a los cerdos para reconocer que el recipiente en una
esquina de la habitación tenía deliciosos chocolates (un buen resultado) y el
cuenco en la otra esquina tenía granos de café amargo (uno malo,
presumiblemente). Los alimentos habían sido recubiertos de azúcar, por lo que
los cerdos no podían olerlos hasta que llegaban a su tazón elegido.
Luego, los investigadores comenzaron a
poner tazones en puntos más ambiguos (en medio de esas dos esquinas), o
ligeramente hacia la esquina del chocolate, o ligeramente hacia la esquina del
café.
Los científicos descubrieron que los
cerdos con personalidades proactivas tendían a buscar el tazón del medio,
incluso sin la promesa segura de una recompensa. Los cerdos con personalidades
reactivas, por el contrario, eran más optimistas sobre sus posibilidades de
encontrar un chocolate.
“Estos resultados sugieren que el
juicio en animales no humanos es similar al de los seres humanos, que incorpora
aspectos de los rasgos de personalidad más estables y estados de ánimo
transitorio”, escribieron los autores. Los hallazgos podrían ayudar a explicar
por qué las pruebas anteriores de sesgo cognitivo en los animales eran tan
inconsistentes, dijeron los investigadores.
“Debido a que los cerdos proactivos se
comportaron de manera diferente a los cerdos reactivos, estos hallazgos podrían
explicar algunas de las inconsistencias en los resultados entre las pruebas de
sesgo cognitivo de los animales”, escribieron los autores del estudio. “El
registro de las diferencias de personalidad entre individuos puede reducir
parte de esta variación que no tiene otra explicación, por lo que los
resultados de las pruebas de sesgo cognitivo son más fiables y robustos.”
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