jueves, 6 de enero de 2011

LA MADUREZ



Interesante artículo del New York Times, merecedor de una discusión: ¿Son motivo de vergüenza celulares sencillos?

El texto cuenta la experiencia de Chris Glionna, supervisor de restaurantes de una conocida compañía, con su viejo celular. Como el teléfono le daba el servicio necesario, no le preocupaba que estuviera fuera de moda. Pero... (siempre hay un pero) sus colegas lo molestaban y se burlaban cuando extraía su "pisapapeles" del maletín. Llegó a sentirse tan avergonzado que hace un par de meses lo cambió por un BlackBerry.

Dice así el Dr. Alejandro Morton: la Crisis en el mundo se debe, entre otras cosas, a la inseguridad que las personas tienen en ellos mismos; su continua necesidad de comprar jamás será satisfecha porque esperan que la satisfacción personal venga de lo comprado, y jamás será así.

A nivel social no nos hemos dado cuenta de que ese impulso descontrolado por comprar es, en el fondo, la causa profunda de la crisis económica que ha cundido ya por todo el mundo, alimentada por un sistema financiero insaciable que facilitó recursos para que compraran quienes no tenían con qué".

Pocas cosas hay más tensionantes que tratar de mantenerse a la moda en ropa, calzado, accesorios, tecnología, viajes, comidas, restaurantes, casas, muebles, autos y todo lo añadible. Quien tiene dinero en exceso puede comprar, usar y desechar, pero quienes vivimos sujetos a un presupuesto debemos cuidar qué compramos y entender por qué y para qué lo compramos.

En efecto, la presión social existe, pero debemos preguntarnos cuánto nos presiona y cuánto nos dejamos presionar???

¿Cuál es el problema de que se rían de nuestro celular viejo? La risa es buena y si no les gusta el celular pueden bromear a costa de él y criticar el aparato, a su dueño o a ambos. El problema es de ellos, no del dueño del celular, a menos que éste lo acepte.

Desafortunadamente hoy día uno se refiere a las personas por sus posesiones: "Es el chavo del convertible rojo" o "La señora que usa ropa de marca y tiene una casa enorme" o "Es el director que siempre anda a la moda". Es decir, su personalidad no emana de lo imprescindible, sino de lo prescindible. Lo primero no se compra en ningún lado; lo segundo en cualquiera, si se tiene los medios para hacerlo.

Un amigo muy cercano es multimillonario, pero nosotros lo averiguamos por accidente tras años de conocerlo. Es sencillo, generoso, adaptable a todo y disfruta lo disfrutable. Jamás presume y nunca hace alarde de nada porque tiene muy claro qué cosas son importantes en su vida.

Las trampas de la presión social siempre han estado ahí. Caen en ellas quienes no se conocen a sí mismos y tienen una escala de valores centrada en lo social y en su desarrollo han tenido carencias afectivas.

El vacío personal no lo llena ni los clósets repletos, ni los carros lujosos, ni las joyas exclusivas, ni los accesorios de lujo. La satisfacción de los consumidores insaciables no viene de poseer las cosas, sino de presumirlas ante los demás.

¿Tiene usted un celular del que sus "amigos" se ríen cuando lo usa? Ríase con ellos y úselo hasta que guste. ¿Le duelen las burlas? Entonces CAMBIE de AMIGOS NO DE CELULAR... Es lo justo.







3 comentarios:

maric dijo...

Hola Almalu estupenda entrada, como todas, pero esta toca un tema muy común en nuestra sociedad.

¿Tiene usted un celular del que sus "amigos" se ríen cuando lo usa? Ríase con ellos y úselo hasta que guste. ¿Le duelen las burlas? Entonces CAMBIE de AMIGOS NO DE CELULAR... Es lo justo.

ESTUPENDO PÁRRAFO Y ES ASÍ.

Un gran abrazo, maric

ALMALU dijo...

hola mari c masi:

opino lo mismo que tu, pero tambien este articulo nos hace pensar si somos compradores compulsivos solo para estar a la moda y compramos solo lo que necesitemos, no tomando en cuenta las facilidades a meses sin intereses.
recibe un fuerte abrazo

Montse dijo...

Almalu he entendido la entrada, hay personas que se dejan llevar por las compras compulsivas,normalmente hay algo detrás de ello, una escasez de algo que se quiere compensar comprando. La mejor manera es el control y ya no control, sino comprar lo que realmente se necesita y cuando se puede. Cosa que este tipo de personas no pueden hacer, pues tienen un problema de fondo.
Comprar algo sin realmente necesitarlo y encima pedir un préstamo, es algo que no entiendo. Cuando esto se hace, se pierde calidad de vida y aumentan los problemas y la angustia. Algo que realmente no interesa.
Por eso estoy de acuerdo en lo que dice tu entrada y sobre todo con el último párrafo. A veces es la propia sociedad la que cataloga o discrimina, eso nos debe de importar muy poco, si sabemos estar y nuestras posibilidades y realidad.
Las personas nos tenemos que vestir con lo que vaya bien con nuestra personalidad, nos guste y nos siente bien, no porque fulanito tenga ese mismo traje o porque sea moda. Cada uno lo ha de hacer de acuerdo con sus posibilidades y gusto, somos únicos, con nuestras propias características, en el momento que las personas se dejan de llevar por los factores del consumismo no necesitado y por fijarse en lo que lleva el de al lado, deseando para no ser menos estar a la misma altura, están ganando una felicidad momentánea y no real.
La felicidad viene actuando conforme nuestras posibilidades y formas y aceptando cada etapa que la gran mayoría tenemos, sin meternos en trampas o problemas innecesarios que luego no dejan respirar ni vivir.
A veces se vive mejor con lo justo y necesario que con el derroche, pues esto último no da armonía ni felicidad, dura un instante y luego vienen dificultades añadidas que se amontonan por querer llegar donde no se puede, muchas veces agriando el carácter por ello y dificultando la vida con los demás.

Se es feliz, teniendo lo indispensable, amando, cooperando en lo que se pueda, aceptando y ser fiel sobre todo a los principios de cada uno.
Solo la propia persona sabe la situación en la que esta, y en base de ello debe actuar, procurando no perjudicar su vida o la de los demás.
Utilizar la cabeza, y alejarse de todo lo negativo que le pueda llevar a un mal vivir o a unas consecuencias no deseadas.
Perdona por la amplitud.
Un abrazo de maric