África fue la más legendaria espía
soviética en la América del Sur de la posguerra y arribó al Río de la Plata,
desde París, en mayo de 1948. Desde Moscú llegó la orden de seducir a un
eminente sudamericano para entrar por la puerta grande y África eligió en la
Ciudad Luz al gran escritor uruguayo Felisberto Hernández, quien fue el segundo
de los tres maridos que se le conocen. África de las Heras y Gavilán era
entonces una belleza de 38 años, nacida en el enclave español de Ceuta. Como
era costumbre en las familias bien de la época (su padre era oficial del
Ejército), recibió el nombre de la protectora de la ciudad, la virgen de África.
El matrimonio con Felisberto Hernández duró tres años y el escritor nunca supo
nada de la verdadera actividad de su mujer. El omnipotente servicio secreto
soviético, la KGB (sigla en ruso del Comité de Seguridad del Estado) le dio el
nombre secreto de "Patria" y la tuvo en actividad -con centro en
Montevideo, pero con ramificaciones que ella controlaba en Buenos Aires y otras
capitales latinoamericanas-, durante dos décadas. Nadie sospechó nunca de África,
quien a sus colegas espías repetía: "Mi patria es la Unión Soviética”.
Antes de la llegada a Montevideo sucedieron algunas de las aventuras más
extraordinarias de la española, que según los testimonios narrados en la
biografía del periodista y escritor uruguayo Raúl Vallarino, publicada hace dos
meses en Montevideo, era muy bonita, de carácter férreo y, al menos en su
juventud, muy disponible al sexo. En 1930 era ya una agente de operaciones
especiales del partido Comunista Español. Participó en el levantamiento de los
mineros asturianos de 1934 y en 1936: era integrante de las Juventudes
Comunistas de Cataluña. África comandaba una de las llamadas patrullas
ciudadanas. Según el libro el grupo tenía su cuartel general en el Náutico de
Barcelona, donde se fusilaban a "los fascistas". "En el mismo
lugar donde ejecutaba a sus enemigos", la patrulla de África
"realizaba interminables orgías sexuales", afirma uno de los
testimonios. África se casó con un dirigente bancario, Luis García Lago, que
estaba preso. Ella le llevaba comida, ropa y afecto. El hombre pertenecía al
aparato clandestino del partido. No se sabe si también era agente del NKVD,
como entonces se llamaban los servicios secretos soviéticos. García Lago fue
despachado a México, hasta donde arribó África cuando terminó la guerra civil
española. Para Stalin era un objetivo principal asesinar al revolucionario
disidente León Trotsky, algo que logró en 1940 por la mano del agente Ramón
Mercader. África fue infiltrada como traductora. Trabajaba en la Casa Azul de
la pintora Frida Kahlo e informaba todo a Moscú. Fue África la que trasmitió el
íntimo secreto de que Frida, esposa del muralista Diego Rivera, era amante de
Trotsky. Frida participó en el atentado que lideró el muralista David Alfaro
Siqueiros que culminó en el asalto a la casa de la calle África fue la más legendaria espía
soviética en la América del Sur de la posguerra y arribó al Río de la Plata,
desde París, en mayo de 1948. Desde Moscú llegó la orden de seducir a un
eminente sudamericano para entrar por la puerta grande y África eligió en la
Ciudad Luz al gran escritor uruguayo Felisberto Hernández, quien fue el segundo
de los tres maridos que se le conocen. África de las Heras y Gavilán era
entonces una belleza de 38 años, nacida en el enclave español de Ceuta. Como
era costumbre en las familias bien de la época (su padre era oficial del
Ejército), recibió el nombre de la protectora de la ciudad, la virgen de África.
El matrimonio con Felisberto Hernández duró tres años y el escritor nunca supo
nada de la verdadera actividad de su mujer. El omnipotente servicio secreto
soviético, la KGB (sigla en ruso del Comité de Seguridad del Estado) le dio el
nombre secreto de "Patria" y la tuvo en actividad -con centro en
Montevideo, pero con ramificaciones que ella controlaba en Buenos Aires y otras
capitales latinoamericanas-, durante dos décadas. Nadie sospechó nunca de África,
quien a sus colegas espías repetía: "Mi patria es la Unión Soviética”.
Antes de la llegada a Montevideo sucedieron algunas de las aventuras más
extraordinarias de la española, que según los testimonios narrados en la
biografía del periodista y escritor uruguayo Raúl Vallarino, publicada hace dos
meses en Montevideo, era muy bonita, de carácter férreo y, al menos en su
juventud, muy disponible al sexo. En 1930 era ya una agente de operaciones
especiales del partido Comunista Español. Participó en el levantamiento de los
mineros asturianos de 1934 y en 1936: era integrante de las Juventudes
Comunistas de Cataluña. África comandaba una de las llamadas patrullas
ciudadanas. Según el libro el grupo tenía su cuartel general en el Náutico de
Barcelona, donde se fusilaban a "los fascistas". "En el mismo
lugar donde ejecutaba a sus enemigos", la patrulla de África
"realizaba interminables orgías sexuales", afirma uno de los
testimonios. África se casó con un dirigente bancario, Luis García Lago, que
estaba preso. Ella le llevaba comida, ropa y afecto. El hombre pertenecía al
aparato clandestino del partido. No se sabe si también era agente del NKVD,
como entonces se llamaban los servicios secretos soviéticos. García Lago fue
despachado a México, hasta donde arribó África cuando terminó la guerra civil
española. Para Stalin era un objetivo principal asesinar al revolucionario
disidente León Trotsky, algo que logró en 1940 por la mano del agente Ramón
Mercader. África fue infiltrada como traductora. Trabajaba en la Casa Azul de
la pintora Frida Kahlo e informaba todo a Moscú. Fue África la que trasmitió el
íntimo secreto de que Frida, esposa del muralista Diego Rivera, era amante de
Trotsky. Frida participó en el atentado que lideró el muralista David Alfaro
Siqueiros que culminó en el asalto a la casa de la calle Viena del barrio de
Coyoacán en donde vivía Trotsky. Pero Moscú debió quitarla en una tarde de
México después de que, en 1939, el general Alexander Orlov, que dirigía las
operaciones para matar a Trotsky, había huido a Estados Unidos. África se
convirtió en una heroína (secreta) de la URSS tras luchar dos años detrás de
las líneas alemanes en la guerra patriótica contra los invasores nazis. Fue
varias veces condecorada. Al final de su vida había acumulado ocho
condecoraciones, entre ellas nada menos que la Orden de Lenin. Desde la base de
Montevideo, África viajó muchísimo en los '50 y '60 a Buenos Aires. Allí la
mandó su superior, el "rezident" de la KGB, que tenía una cobertura
diplomática en la embajada soviética en Montevideo. Encontró en la capital
argentina a un importante agente, un italiano que la KGB llamaba
"Marko" y cuyo verdadero nombre era Giovanni Antonio Bertoni. África
tenía una merecida fama por su habilidad para conseguir documentos oficiales
que eran falsificados. De ese encuentro con "Marko", ella volvió con
varios libros infantiles que contenían mensajes en clave con importante
información para la KGB sobre temas argentinos. La central de Moscú ordenó
radicar a Bertoni en Montevideo con el nombre falso de Valentín Marchetti, con
el que África, que ya tenía la ciudadanía uruguaya con la identidad de María
Luisa Las Heras, debió casarse. El marido de África también logró instalarse
sólidamente en el dorado mundo de las clases acomodadas y los intelectuales de
Montevideo. Mientras su mujer se hacía fama como costurera de alto rango,
Marko-Marchetti abrió una casa de antigüedades de gran prestigio que se llamaba
"Antiquariat".Entre los poderosos que visitaban el negocio había un
político de altísimo nivel, que Raúl Vallarino no identifica y con razón. En
los mensajes que iban y venían de Moscú se lo nombra como "Iván". Era
un homosexual no declarado, salvo para el ojo de lince de África. Desde Buenos
Aires, los espías soviéticos hicieron venir a "Nikolai", un joven
agente argentino de 26 años y gran pinta, encargado de seducir a
"Iván". Consumado el encuentro fatal, filmado y fotografiado, el
personaje uruguayo debió elegir entre el suicidio o la colaboración. Colaboró
durante varios años. La fatalidad fue que Bertoni-Marchetti comenzó a compartir
las críticas del partido Comunista italiano a Moscú. Alarmada África avisó a la
KGB y tiempo después "Marko" cayó muerto en su casa. Al parecer, África obedeció otra vez y quitó a su marido de circulación con uno de esos
venenos inodoros e insípidos que no dejan huellas. Aunque la policía uruguaya
aceptó la tesis del infarto por causas naturales, no faltaron las sospechas. En
1965, África comenzó a levantar la central de espionaje, que contaba con media
docena de agentes, laboratorio fotográfico y de cine, máquinas para falsificar
documentos y varios cifrarios. En 1966 llegó la orden definitiva de cerrar todo
y abandonar Uruguay. África volvió a Moscú y se dedicó a entrenar espías del KGB.
En 1988, a los 78 años, murió del corazón en un hospital de Moscú. Recibió
funerales especiales de heroína de la URSS y de coronel de la KGB en el
cementerio de Kuntsevskoe, situado en el extremo sur de Moscú. Un bajorrelieve
muestra su rostro ya anciano y en su homenaje el KGB puso junto a su nombre la
inscripción "Patria", para evocar a uno de sus mejores espías.
del barrio de
Coyoacán en donde vivía Trotsky. Pero Moscú debió quitarla en una tarde de
México después de que, en 1939, el general Alexander Orlov, que dirigía las
operaciones para matar a Trotsky, había huido a Estados Unidos. África se
convirtió en una heroína (secreta) de la URSS tras luchar dos años detrás de
las líneas alemanes en la guerra patriótica contra los invasores nazis. Fue
varias veces condecorada. Al final de su vida había acumulado ocho
condecoraciones, entre ellas nada menos que la Orden de Lenin. Desde la base de
Montevideo, África viajó muchísimo en los '50 y '60 a Buenos Aires. Allí la
mandó su superior, el "rezident" de la KGB, que tenía una cobertura
diplomática en la embajada soviética en Montevideo. Encontró en la capital
argentina a un importante agente, un italiano que la KGB llamaba
"Marko" y cuyo verdadero nombre era Giovanni Antonio Bertoni. África
tenía una merecida fama por su habilidad para conseguir documentos oficiales
que eran falsificados. De ese encuentro con "Marko", ella volvió con
varios libros infantiles que contenían mensajes en clave con importante
información para la KGB sobre temas argentinos. La central de Moscú ordenó
radicar a Bertoni en Montevideo con el nombre falso de Valentín Marchetti, con
el que África, que ya tenía la ciudadanía uruguaya con la identidad de María
Luisa Las Heras, debió casarse. El marido de África también logró instalarse
sólidamente en el dorado mundo de las clases acomodadas y los intelectuales de
Montevideo. Mientras su mujer se hacía fama como costurera de alto rango,
Marko-Marchetti abrió una casa de antigüedades de gran prestigio que se llamaba
"Antiquariat".Entre los poderosos que visitaban el negocio había un
político de altísimo nivel, que Raúl Vallarino no identifica y con razón. En
los mensajes que iban y venían de Moscú se lo nombra como "Iván". Era
un homosexual no declarado, salvo para el ojo de lince de África. Desde Buenos
Aires, los espías soviéticos hicieron venir a "Nikolai", un joven
agente argentino de 26 años y gran pinta, encargado de seducir a
"Iván". Consumado el encuentro fatal, filmado y fotografiado, el
personaje uruguayo debió elegir entre el suicidio o la colaboración. Colaboró
durante varios años. La fatalidad fue que Bertoni-Marchetti comenzó a compartir
las críticas del partido Comunista italiano a Moscú. Alarmada África avisó a la
KGB y tiempo después "Marko" cayó muerto en su casa. Al parecer, África obedeció otra vez y quitó a su marido de circulación con uno de esos
venenos inodoros e insípidos que no dejan huellas. Aunque la policía uruguaya
aceptó la tesis del infarto por causas naturales, no faltaron las sospechas. En
1965, África comenzó a levantar la central de espionaje, que contaba con media
docena de agentes, laboratorio fotográfico y de cine, máquinas para falsificar
documentos y varios cifrarios. En 1966 llegó la orden definitiva de cerrar todo
y abandonar Uruguay. África volvió a Moscú y se dedicó a entrenar espías del KGB.
En 1988, a los 78 años, murió del corazón en un hospital de Moscú. Recibió
funerales especiales de heroína de la URSS y de coronel de la KGB en el
cementerio de Kuntsevskoe, situado en el extremo sur de Moscú. Un bajorrelieve
muestra su rostro ya anciano y en su homenaje el KGB puso junto a su nombre la
inscripción "Patria", para evocar a uno de sus mejores espías.
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