Había una vez un búho famoso por su sabiduría. Desde lejanas tierras llegaban gentes de muy diversa condición para buscar sus consejos. Un poderoso guerrero, que había vencido en innumerables batallas, se acercó con su enorme espada y preguntó al búho, que estaba posado majestuosamente en un olivo centenario. --¿Qué camino debo tomar ahora? Y el búho giró lentamente la cabeza hacia atrás. Y el guerrero pensó que llevaba demasiado tiempo luchando, que lo que más ansiaba era volver a su casa y abrazar a su mujer y a sus hijos. Y dejó la espada en el suelo y emprendió el camino de vuelta a su hogar. Luego llegó una joven de extraordinaria belleza, de largos cabellos negros, con un precioso vestido de seda. Su voz, infinitamente dulce y hermosa, susurró. --¿Dónde está el hombre de mis sueños? Y el búho abrió sus grandes ojos redondos. --¡Ah!-musitó la joven-si observo atentamente a mi alrededor descubriré alguien a quién amar.-Y su corazón se llenó de gozo. Y llegó desde muy lejos un anciano filósofo. Dejó a un lado el bastón que le había ayudado en el largo camino y se sentó junto al olivo, donde estaba posado ceremoniosamente el búho. --¿Dónde puedo encontrar la sabiduría?-le preguntó con respeto. El búho se quedó quieto. Ambos permanecieron inmóviles durante horas, sin realizar ningún gesto, ningún sonido. Se hizo de noche y aparecieron la luna y las estrellas. Finalmente el anciano comprendió la respuesta. --Escucha en silencio a tu corazón y encontrarás la sabiduría Desconozco su autor.
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