Nuestras mascotas nos alegran el día,
sí, pero hay otros animales que solo de verlos ya se nos forma una sonrisa en
la cara. Mira estos, que son muy graciosos y te alegrarán el día.
Pececito
Un pez. ¿Cómo puede sonreír un pez? No
lo sabemos, pero queda de lo más entrañable, y es algo que nos llega hasta la
patata. No sabemos si los peces tienen sentimientos. Lo que sí sabemos es que
este pez está muy contento de verte y por eso te mira con sus enormes ojos
azules. Si te fijas, es un pez globo.
Así que por lo menos, sabemos que está
contento. Si no, tendría todas las púas en modo de defensa. Más de uno habrá
querido un pez de estos, pero te aseguramos que luego puede que no se considere
la mascota ideal, porque no te sonreirá todos los días, y tampoco podrás
acariciarlo muy a menudo. Así que como última opción, puedes poner su foto como
fondo de pantalla.
Hay que reconocerlo: algunas personas
saben posar, y otras no. Y lo mismo pasa con los animales. Por eso, puede
entrarnos una envidia tremenda, cuando vemos a estos dos perros que son tan
fotogénicos. Sobre todo el de atrás, que parece un ligón de cuidado, porque
hasta te guiña el ojo.
Es como si estuvieras viendo a tus
amigos de universidad: está el guapo de detrás, que no se esfuerza en ser
guapo, sino que lo es, y luego tienes al amigo feo que, por lo menos, es algo
gracioso, y lo recordarás de esa forma, como el entrañable de la clase. Hay
mascotas para todo, pero en esa casa debe de haber una lucha de egos tremenda.
Sí, esa es la cara de gusto que pones,
cuando en invierno estás en tu edredón suave y blandito. Y cuando en verano
estás echándote la siesta, mientras una pequeña brisa entra por la ventana.
¿verdad? La cara de este hámster es ideal, y si hasta ahora no nos habíamos
planteado tener uno, seguro que ahora sí.
Porque los hámsters, aunque no lo
parezcan, son seres entrañables y muy graciosos, y se les coge cariño como a
los que más. Y sobre todo, si te ponen caritas como esta, que no puedes
resistir para nada. ¿A qué esperas para ir a la tienda y agenciarte un par? Si
crían, tendrás miles de sonrisitas de estas.
La felicidad de un perro
La felicidad de un perro, siempre es
de agradecer, pues son nuestros mejores amigos. Ya sea porque están en el
parque, o porque están jugando, puede que los perros no sepan sonreír a
propósito y con el mismo motivo que nosotros, pero sus dueños sabemos cuándo
están felices. Y este perro lo está.
Así que, ¿qué mejor recompensa para un
día duro, que estar con tu mascota en el parque, jugando y disfrutando del aire
libre? Este perro al menos lo agradece, así que sigue su ejemplo, y haz sonreír
al tuyo como si no hubiera mañana. Porque así es como viven los perros, y al
menos, les funciona, porque son más felices.
Sabes que tus amigas son presumidas
cuando todas ya tienen preparada su cara para posar. Y es lo que pasa con estas
mantas, o rayas, o lo que sean. Es la mítica foto de grupo, porque mientras que
delante están las divinas, luego detrás están los raritos: ese submarinista,
que intenta ir de guay, y luego el tío que pasaba por ahí, que es el pez ese
solitario.
Aún así, no todo el mundo puede fardar
de una foto de grupo tan original, así que,por lo menos es divertida. Y la cara
de las mantas es un poco inexpresiva, pero nos gustaría creer que sí, que están
sonriendo porque son felices haciéndose un selfie.
Esa es la cara que ponemos cuando nos
obligaban a sonreír para la foto del colegio. No queríamos, pero teníamos que
hacerlo, y el resultado era más que horrible, como si nos hubieran pegado por
detrás. Dejando de lado el verdadero lenguaje de los perros, este tipo se
esfuerza en sonreír. No es mucho lo que consigue, pero oye, algo es algo.
Y es que no todos los perros podían
ser tan fotogénicos como los anteriores, pero… eh, participar es lo que cuenta.
Tener una lechuza ligona
Tener una lechuza así, puede que te
sirva para ligar, porque es uno de esos animales que imponen respeto, pero que
luego parecen ser unas fiesteras. No por nada este animal es nocturno. Nos hace
gracia sobre todo porque parece que nos está guiñando el ojo, y bueno… puede
que no sea a propósito, pero es como si nos hubiera lanzado una coña y se
estuviera riendo con/de nosotros.
Qué pena que estos animales no puedan
llegar a ser totalmente domésticos, porque si no, más de uno tendría una de
estas lechuzas.
Ohhh
Sí, este perro sonríe de tal forma,
que producirá la mítica reacción en las mujeres: “ohhhh”. Y es la misma
expresión que cuando ven un bebé adorable. ¿Por qué? No lo sabemos. Deben ser
las hormonas, pero este perro, lo que transmite es una profunda adorabilidad, y
no una alegría extrema.
Y eso también nos pone de buen humor,
porque ese perro está animándonos ahí, en el día a día. Es el típico perro que
te pone la cabeza en el regazo para animarte, y por eso nos gusta. Porque puede
que no sea a propósito, pero sí que es bastante enternecedor.
Soy un gato
Este bichejo parece decir: “sí, soy un
gato en la nieve y soy feliz”. Y de hecho, sí que lo parece, cosa rara en un
gato. O acaba de conquistar el mundo, o acaba de comer, porque parece un gato
satisfecho en todos los sentidos. Nunca había visto un gato en la nieve, pero
si son así de felices, deberíamos echar más frecuentemente gatos a la nieve.
Es feliz, y lo sabe. Y sabe que lo
sabemos. Mira que es difícil encontrar un gato al que quieras acariciar, pero a
este no me importaría acercarme. Con cuidado, no vaya a ser que te arranque un
dedo.
Día feliz
Si el perro anterior estaba feliz,
este está eufórico. Es un perro alegre de vivir, de encontrarse en el campo, y
además, muy fotogénico. Ya nos gustaría a más de uno tener un perro con esa
cara, y no al antipático que tenemos en casa. No, es broma, porque nuestro
antipático en casa es mil veces más cariñoso seguro.
En cualquier caso, este perro es
feliz, y solo por eso, ya nos arregla el día a los demás. Da igual que sea
lunes o domingo, solo con ver esta foto ya nos encontramos mejor. Y si
pudiéramos acariciarlo, ya sería la leche. Porque es una sonrisa genuina, ni
siquiera parece una sonrisa de esas de fumeta emporrado.
Un bebé erizo sonriente es lo más
tierno que hay, y lo que hace que mucha gente busque erizos como mascotas, a
pesar de que ya está prohibido. Aún así, debemos saber que no son tan
achuchables como otras mascotas, por razones evidentes, así que, mejor no
correr el riesgo, y sonreír ante la foto.
Además, los erizos no son tan fáciles
de cuidar, aunque sí que son más cariñosos de lo que parecen. No sabemos por
qué son tan fotogénicos, pero te alegra el día,
te lo mejor solo de pensar que hay animales tan felices por ahí. Además,
el hecho de que esté enrollado como una bola, es algo que nos encanta, como si
echara a rodar en cualquier momento.
La alegría de llegar a la cima
Sí, cuando alguien tan pequeño como un
roedor llega a la cima de unas flores, es motivo para estar contento. Es como
si nosotros escaláramos un edificio de dos pisos solos, sin nada. Además, este
simpático roedor parece que o está aliviado de haber llegado, o porque se acaba
de hacer pis, después de tanto tiempo aguantando.
Es esa cara de satisfacción, no hay
que negarlo. Esperamos que sea lo primero, sobre todo por la fauna que vive al
pie de esas flores. Aunque si lo piensas bien, también podrías cambiar las
flores por un piano y resultaría de lo más gracioso. Un ratón teclista
triunfaría en todas las redes sociales, vamos.
Parece un pony, no un reno, aunque con
esa nariz a esa altura, no sabríamos qué decir. Lo que sí decimos es que la
niña debe estar feliz, pero lo cierto es que la sonrisa del animal parece más
real que la de la niña. Eso sí, juntos están monísmos y es ideal para una
postal de Navidad, entre el traje rojo, y la nariz entre los ojos.
Además, es todo un logro, porque luego
hay otros niños que tienen pavor a los animales cuando están tan cerca. Esta
chiquita lo está disfrutando, aunque parece que le está indicando a su padre:
“¿ya has hecho la foto?” bendita infancia…
Efectivamente, los perezosos son
geniales… sobre todo cuando les pillas despiertos. Son unos animales que
transmiten un buen rollo tremendo, genial, y que parece que siempre están
sonriendo. Es verdad que parece una sonrisa de drogadicto o de un fumeta que se
acaba de fumar un tripi en al banco del parque pero aún así, es genial.
Además, no sabemos cómo, pero la
mayoría saben posar, y nos encontramos con poses de lo más absurdas, pero
divertidas, de estos animales tan dormilones. No sabemos si luego son
agresivos, pero si pudiéramos tener uno para achuchar, seguramente lo
tendríamos. No le haríamos tantas fotos, pero sería divertido.
Eh, tío
Sí, es lo que parece que dice esta
monada. A muchos no nos gustan los lagartos, pero no nos molesta tenerlos en
fotografías, sobre todo si tienen esta pose tan chula, y te sonríen como si
fueras… comida. Bueno, o alguien muy guapo, quién sabe. Lo que está claro es
que estos animales transmiten un buen rollo tremendo, y claro, eso genera
endorfinas.
Algunos no tendríamos nunca un lagarto
de este tipo, pero mira, igual no importa tanto, porque no todos los lagartos
son tan fotogénicos. Seguro que este es el modelo de los lagartos, el típico
amigo guapo que siempre sale bien en todas las fotos y al final tiene la suerte
de ser el elegido para ese trabajo.
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