Cada mañana, Benjamín, fundador y
portavoz de una pequeña consultora de cultura y negocios, sale de su
apartamento en Baldeplatz, cruza la calle y salta al río Isar. Tiene que nadar
dos kilómetros a su oficina en Kulturstrand, lo que le toma generalmente cerca
de media hora. Una vez allí, se seca con una toalla, se viste una remera, y
espera a que sus colegas superen el tráfico pesado, disfrutando de un capuchino
en un café.
El nadador encontró la manera perfecta
de mantener sus cosas secas mientras está en el agua: una bolsa especial que no
sólo es impermeable, sino que también se llena de aire cuando la enrolla,
actuando como boya. Se llama “Wickelfisch” y fue diseñada por una startup en
Suiza, donde nadar al trabajo se ha convertido en tendencia. La bolsa contiene
la computadora portátil, papeles, y la ropa seca de Benjamin, y le permite
simplemente flotar en el río si sus brazos se cansan.
Dependiendo de la temporada y la
temperatura del agua, Benjamin se pone un par de pantalones cortos o un traje
de baño, pero siempre lleva sandalias de goma para proteger sus pies. La gente
tira todo tipo de cosas en el río, desde botellas de vidrio hasta bicicletas, y
las sandalias le brindan protección.
Pero, aun así, nadar en un río puede
ser peligroso. Benjamin es un hombre de familia y no quiere arriesgar su vida
sólo para ahorrar tiempo, así que todas las mañanas, antes de irse a trabajar,
chequea online y comprueba el nivel del agua, la temperatura y la fuerza de las
corrientes. Si todo está dentro de los límites seguros, se dirige al río, pero
si no, opta por uno de los medios convencionales de transporte.
En este momento, Benjamin David es la
única persona en Múnich que utiliza el río Isar para ir al trabajo, pero con
alrededor de 30.000 nuevos trabajadores que trasladándose a la ciudad alemana
cada año, el tráfico no está mejorando, por lo que espera que algunos de sus
compañeros Münchners se unan a él para un baño diario.
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